El día que Plaza Añoranzas se convirtió en uno de los festivales más importantes del Norte Argentino, 2 días de Rock en Santiago del Estero.
CARTELERA
VIERNES 14
FOLLY 88 -MORFOSIS – ADN – DERECHO VIEJO – SHAMBALA – LA MEZCLA – LUZBEL – 1000 MOTHER FACA – BOTAFOGO – LAS PELOTAS
SABADO 15
THE 60´S – JUAN TERRENAL – MARY JANE – MENSAJEROS – MANTHRA (Avemanthra) – VITICUS – CARAJO – INTOXICADOS – A77AQUE.
Nota de Rock.com.ar
Dos días a puro rock dejaron a la provincia del folclore con los oídos ensordecidos.
“La Siesta Rock” se realizó en Santiago del Estero el fin de semana. Pese a que la concurrencia del público festivalero no fue masiva, las bandas se lo tomaron con soda. Los extensos shows se tornaron más intimistas, las bengalas oficiaron de fogón para combatir al frío, en el anfiteatro al aire libre, y los clásicos de camaradería entre los músicos no faltaron. A77aque, Las Pelotas, Intoxicados, Carajo, Viticus y Botafogo fueron los platos fuertes de las dos noches, y compartieron escenario con agrupaciones de Santiago, Tucumán, Córdoba y provincia de Buenos Aires. Alrededor de 4 mil espectadores, entre las dos jornadas, sumados a la inexperiencia que implica la primera vez en un festival de tamañas pretensiones, para una provincia con el oído poco acostumbrado al rock, provocaron las inevitables pérdidas monetarias. Pese a esto, el público, santiagueño y de provincias aledañas, disfrutó de los shows y vivió en carne propia la expansión de esta onda festivalera.
Viernes 14
Las calles del centro de Santiago estaban desoladas. “¡Aquí es posta: todos duermen la siesta!”, decía un grupo de tucumanos con grandes mochilas que buscaban en vano un lugar donde comer. Pero se equivocaban. En Plaza Añoranzas la fiesta ya había comenzado. Los locales Folly 88, Morfosis y ADN hicieron saltar a los pocos que desde temprano se ubicaron en el lugar. Metal, rock, punk, nü metal, hard core y los más diversos estilos desfilaron por el gran escenario. Los cordobeses Joysick sorprendieron con su touch de electrorock y los santiagueños de Derecho Viejo, con hinchada y banderas propias, bailaron reggae y calmaron los ánimos (hasta se dieron el lujo de hacer un una versión reggae de un tema de ¡Ismael Serrano!) Mientras, en la sala de prensa, las bandas desfilaban a medida que bajaban del escenario repartiendo demos y sacándose fotos. Arriba, los tucumanos Luzbel encendieron al público con fiesta y ska anunciando la pronta salida de su primer disco. Los Shambala, oriundos de Morón, siguieron la racha de reggae ante un público que ya bailaba y cantaba estribillos. 1000 Mother Faca, un clásico que comparte con Manthra la antorcha santiagueña, escupió algo de rap rock para dar paso a la tranquilidad. Botafogo y su constante homenaje al “blues de los negros de Afrecha” dejó atónitos a los 1.500 espectadores que disfrutaban del festival.
El show de Las Pelotas merece un párrafo aparte. Parecía hasta un gran ensayo del cual el público formaba parte y se incluía en los guiños, los comentarios y los chistes de los músicos. Pero “La mirada del amo”, con Sokol en batería y Gustavo Jove en voz, fue el tema que hizo estremecer hasta los guardias de seguridad. “¿Te animás Gustavo? Vení, vení. Chicos, esto es un hecho histórico, creo que nunca lo hicimos en vivo”, confesaba el Bocha mientras los plomos, stages, amigos y managers de la banda se acercaban más al set para ver de cerca el acontecimiento. El público gritaba con más fuerza, mientras Gabriela Martínez y Germán Daffunchio le indicaban los cortes a Sokol. El hecho histórico terminó en aplausos masivos de los santiagueños que veían a Las Pelotas por primera vez en su tierra. Le siguieron Shine, clásicos de Sumo y una despedida con todo el brillo. “De esto no me olvido más”, decía un fan de remera en la cintura que saltó durante las dos horas y pico del show, mientras los 10° de temperatura ambiente salían de su boca en forma de vapor.
Sábado 15
Los problemas en la organización hicieron comenzar la jornada dos horas más tarde. Pero empezó al fin, y con las bandas locales The 60’s y Mary Jane, entre otras. La noche ya estaba instalada en Plaza Añoranzas cuando Mensajeros subió a tocar. El reggae de los porteños dejó un lindo clima de fiesta en el público, que esta vez pintaba en más cantidad que la noche anterior. Manthra, la otra leyenda santiagueña, levantó luego la polvareda con el pogo de sus numerosos fans.
En los camarines había olor a reencuentro. Los integrantes de Carajo, Viticus e Intoxicados se saludaban con grandes abrazos. “Otra vez en el norte”, decían en alusión al Tucumán Rock. Las bandas locales hacían contactos y nuevos amigos. En el camarín de Carajo, el trío hacía sonar algo de ¡reggae! como vaticinando quizás aires de cambio. Intoxicados y Viticus compartían el bunker, mientras la organización preparaba todo para la llegada de A77aque.
Afuera, el frío seguía castigando a la gente que permanecía firme en sus butacas. Viticus comenzó con la gran fiesta de rock and roll. La agrupación del legendario bajista de Riff terminó convenciendo a todos los que terminaron bailando y cantando “Mucho por hacer”. Antes del final, los músicos tenían preparadas un par de sorpresas. “Vamos a invitar a un amigo y gran maestro”, anunció el bajista mientras Botafogo entraba sereno con serias intenciones de hacer hablar a su guitarra. El segundo invitado sorprendió a todos. Pity Álvarez compartió escenario con los Viticus, y cantó mientras los fans aturdían con gritos de ovación.
Los seguidores de Carajo demostraron su aguante a la banda, que permaneció en el escenario con un largo y potente set. El trío no dejó alma sin saltar y se despidió con “Loco Pro”. Luego, los contratos y los ya clásicos “tienen que tocar antes de las…” hicieron que A77aque, supuestos encargados de cerrar el festival, siguieran en la lista. Las bengalas, las banderas y las remeras se hicieron ver cuando la banda subió con toda su fuerza al escenario. Ciro, Luciano, Leo y Mariano repasaron los clásicos de su carrera y tocaron varios de los temas del último disco, Antihumano. “Gracias por las banderas. Esa en especial”, decía Pertusi señalando una inscripción que rezaba “Santiago no duerme más la siesta”. “Es la frase de un tema que escribí hace unos años y que ahora vamos a tocar”, sentenció mientras “Santiago” comenzaba a sonar. Fuegos al final y una gran despedida con un colchón de manos aplaudiendo bien arriba.
A Intoxicados le tocó cerrar el festival. La banda comenzó con “Una vela” y tocó los temas de sus dos discos, mientras los fans se desgargantaban en el pogo. Un repaso de Viejas Locas hizo cantar a todos y un corto set de acústica y piano calmó los ánimos. Beatles, Ramones y un final con mucho rock and roll. La banda de Pity llevó a los santiagueños por un confortable viaje de más de dos horas.
Despedidas, abrazos y “nos vemos en la próxima”. Mientras el público se dispersaba por las calles de Santiago, los músicos preparaban salidas y encuentros en camarines. Los saldos negativos de la organización pasaron desapercibidos por el público, que no se hizo eco de las ondas negativas. Todos disfrutaron de una verdadera fiesta que, más que un gran festival, dejó la sensación de ser un encuentro para unos pocos miles de privilegiados.